Uno de los problemas que nos encontramos los abogados y asesores inmobiliarios, es la percepción que hay en la sociedad de que al abogado se va cuando ya hay un problema, pues no hay todavía suficiente concienciación de acudir para asesorarse con carácter previo de realizar algún acto u operación.
A veces, en el devenir de la operaciones inmobiliarias se dan situaciones que pueden suponer un gran inconveniente o perjuicio, como por ejemplo:
- Falta de documentación, por ejemplo el certificado de eficiencia energética o el certificado de deudas de la comunidad de propietarios
- No saber exactamente los gastos de la operación de compraventa, por parte del comprador o el vendedor
- No calcular la fiscalidad de la operación, en especial cuando hay ganancia patrimonial
- No haber cancelado a tiempo alguna carga del inmueble.
- Deudas por suministros.
- ¿Qué pasa con los inquilinos si la vivienda está arrendada?
- Prórrogas de contratos de alquiler de vivienda habitual o en los arrendamientos rústicos.
- Pagos sin justificación documental
- Etc
Estas son algunas cuestiones que se pueden evitar contratando los servicios de un profesional especializado en derecho inmobiliario.
Por eso como yo le digo a muchos clientes, al abogado se va antes y no después , porque muchas consecuencias negativas o inesperadas se pueden evitar, y si no al menos se tiene toda la información para decidir.
Hay que concienciar a la sociedad en general de los efectos positivos del asesoramiento por un profesional, y en especial dentro del ámbito inmobiliario donde las operaciones tienen una gran trascendencia tanto personal como económica.